
¿Te has preguntado quienes son y han sido tus grandes maestros de tu vida? ¿Sabías que a veces se disfrazan de una mirada que confronta, de una pérdida que nos sacude o de una palabra que nos sana? Algunos vienen para enseñarnos amor, otros para mostrarnos límites, pero absolutamente todos vienen a contribuir a nuestro despertar y creo que es un lindo gesto de consciencia aprender a reconocerlos en nuestra vida.
Esto que estoy a punto de compartir contigo no solo es el fragmento de un gran libro, es una chispa de luz que si la dejas entrar, puede ser un pedacito de sabiduría que hoy quiero regalarte:
“… -He educado a mi cuerpo para que pueda manifestar totalmente las sensaciones de mi alma- decía ella.
-Pues ahora educa tus dedos, de modo que puedan manifestar totalmente las sensaciones de tu cuerpo. Así tu inmensa fuerza estará concentrada.
-¿Es usted un maestro? Preguntó
A lo que él respondió:
-¿Qué es un maestro? Pues yo te respondo: no es aquel que enseña algo, sino aquel que inspira al alumno para que dé lo mejor de sí mismo y descubra lo que ya sabe…”
La Bruja de Portobello, Paulo Coelho
Cuéntame ¿Qué persona, aun en medio del dolor, te enseñó a amarte más, a poner límites y soltar? ¿A quién no puedes olvidar, no por nostalgia, sino por esa gran enseñanza de vida que te transformó? ¿Qué encuentro fugaz dejó en ti una huella inexplicable? ¿A quién le agradeces hoy no solo por lo que te dio, sino por lo que te enseñó a descubrir en ti? ¿A quién agradecerías hoy, aunque ya no esté en tu vida?
Algunos maestros llegan disfrazados de situaciones en las que solo están de paso, pero con otros tenemos el privilegio de verlos formar parte de nuestra vida de manera permanente y la verdad, la singularidad del tiempo es relativa y no importa ¿sabes porque? Porque la importancia de esos grandes maestros en nuestra vida no radica en cuánto tiempo permanezcan en nuestro camino, sino en la huella que deja en nosotros a su paso.
Analiza un poco y observa, aprende a distinguirlos; un maestro tiene la capacidad de encender algo en ti y avivar tu fuego interior, te inspira, te invita, te empuja a ir hacia adentro; no te da respuestas, te conecta con ellas en ti y te ayuda a reconectar y afianzar el vínculo de tu alma con las estrellas, porque jamás te dirá quién eres… sino que te ayuda a recordar quién SI eres; no busca que lo sigas, sino que te atrevas a ser TÚ en su más profunda expresión, así eso signifique una despedida para que aprendas a volar con tus propias alas.
Como seres humanos en expansión de consciencia, creo que hemos idealizado demasiado el concepto de “maestro” y se nos ha vendido la idea de que son seres iluminados que nos parecen casi inalcanzables, pero te pregunto ¿qué características crees que puedes poner en éste concepto de “Maestro”? Quizá ¿alguien sabio, serio, con conocimiento, apartado del mundo, con respuestas perfectas, vestido de blanco y con la capacidad de conectar con las más altas esferas de Luz? pues déjame decirte que estas expectativas pueden alejarnos de una verdad muy poderosa: los grandes maestros de vida no siempre llevan una túnica ni son los seres terrenales más evolucionados, muchas veces simplemente llevan un uniforme, heridas, silencios, gestos, acciones o presencias disfrazadas de profundos instantes.
Muchas veces los verdaderos catalizadores de nuestro despertar son personas que pueden llamarse “comunes” no por la simpleza de sus almas, pero sí por la forma tan cercana de los roles que interpretan en nuestra vida, puede ser una madre que nos desafía, un padre que inspira, ese compañero de trabajo que nos confronta, un desconocido que nos refleja aquello que nos negamos a ver, aquel abuelo que entre sus anécdotas de vida nos enseña a soñar, puede ser aquella pareja que saca a la luz tus sombras, pero que al mismo tiempo te enseña tu capacidad de amar o tal vez la muerte de alguien que amas y que te invitó a estudiar y prepararte para reparar tu dolor de pérdida a través de tratar de contribuir a otros.
Recuerda que un maestro es quien te mueve, te confronta, te transforma y te eleva y todo esto puede estar escondido tras la ternura de un niño, la ausencia de un padre o la sonrisa sincera de un desconocido que te contagió el brillo de su alma. Y es que un Maestro no es precisamente que venga y nos diga qué hacer, sino que su simple existencia y su paso por nuestras vidas, tienen la capacidad de invitarnos a descubrir quiénes realmente somos, esa parte olvidada en medio de las costumbres sociales, o esa parte reprimida en medio del miedo de no ser suficientes, porque se nos ha enseñado a condicionar el amor.
¿Y sabes porque enfatizo en que observes y reconozcas a esos grandes maestros de tu vida? Porque es gracias a ellos que has llegado al punto donde estás y te has contribuido de una u otra manera a crecer, a evolucionar, ya sea desde un punto de quiebre donde ya no tienes más para donde ir que hacia arriba; o en desde un punto de inspiración desde el amor a través del ejemplo o las palabras de ese alguien, te invita a hacer cambios positivos en tu vida, a crear más consciencia y a comenzar a buscar tu expansión. Por ese empuje o esa invitación y contribución a tu Despertar, tienes mucho que agradecerle, ya sea que toque tus fibras más sensibles o que te motive o te obligue al cambio, a comenzar tu metamorfosis… ése ya es un Maestro en tu vida.
Te invito a que no te enfoques en tratar de masticar a través de qué tipo de experiencias ese maestro te ha mostrado el camino a seguir o el sendero por el que ya no quieres andar, porque entonces damos paso a las etiquetas sobre experiencias “buenas” o “malas” y esto nos hace caer en un círculo vicioso y rumiante del juicio; cualesquiera que hayan sido las circunstancias, tienes muchísimo que agradecer a ese maestro, pues es gracias a esas experiencias que compartiste o compartes a su lado, porque es a través de ello, que la Vida misma y el Universo te van llevando de la mano a volver a reconectar con tu poder, con tu propósito de alma y esa maravillosa conexión con la Fuente.
Recuerda que en ésta vida solo jugamos papeles, roles del alma y muchos de ellos ya han sido pactados antes de que se cruzaran sus caminos. Para mí, por ejemplo, mis grandes maestros de vida fueron los niños con discapacidad, porque cuando yo tuve el privilegio de trabajar con ellos, creía desde el ego que yo tenía grandes cosas que aportarles, que darles… pero la sorpresa más maravillosa, fue descubrir que la vida misma me había puesto ahí para yo aprender de ellos y sabes cuál fue mi lección, darme cuenta que a pesar de toda limitación física o cognitiva, a pesar de todo pronóstico… todos esos hermosos Seres de Luz terrenales tenían algo en común… un brillo inigualable en sus ojos, una enorme sonrisa en sus labios, muchísimo amor para dar y unos deseos enormes de vivir y disfrutar la vida al máximo, así, simple… sin apariencias, sin poses ni estereotipos… y eso, simplemente me contagió, me empujó a salir de ese rollo de mirarme como víctima de la vida y de todo eso “malo” que me había pasado, en verdad que luego de conocerlos… mi vida comenzó a llamarse vida y sobre todo, comencé a atreverme a disfrutar cada momento, cada etapa y cada experiencia.
Y antes de terminar, quiero preguntarte, éste pequeño fragmento de éste gran libro ¿qué alcanzó a despertar en ti? Porque el verdadero aprendizaje no ocurre a través de las palabras, sino de la conexión con esas fibras que son capaces de moverse en ti a través de la lectura.
No lo olvides, siempre hay grandes maestros sobre el escenario, un buen libro, una meditación, una persona o una situación que impactan en ti de tal manera que el impulso más franco al que te llevan, es ya no volver a ser el mismo y eso, ya es el primer paso para iniciar el camino hacia tu mejor versión; que éste encuentro con tus maestros no sea un final, sino un puente y que cada paso que des, sea un acto consciente de amor por ti.
Yo Soy y mi nombre es Karo, de corazón infinitas gracias por sintonizar conmigo.
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